Espectacular el cambio de gobierno del presidente Zapatero.
Pues sí, menuda eficiencia la suya: como portavoz del grupo parlamentario en la primera legislatura de Zapatero y como Ministro del Interior en la segunda, dos cargos de extrema dificultad, resueltos con sobresaliente, como es obvio para cualquiera. Y si no, vean las dificultades y mala prensa de los pactos de su sucesor en el Congreso o el cambio total y cerrado en la política anti-terrorista desde que Rubalcaba ocupa Interior.
La verdad es que, para los seguidores del PSOE en la época de Felipe González, es una gran alegría y tremenda esperanza ver en este puesto a Pérez Rubalcaba. Por fin, el presidente cambia, en cierta medida sus prejuicios sexistas y generacionales para poner al frente del gobierno a personas eminente y evidentemente capaces, como Rubalcaba y Jáuregui. Dan ganas de votarles.
No puedo pronosticar que el PSOE consiga recuperar la confianza de los electores en este año largo que le queda hasta las elecciones, pero Zapatero ha tomado una decisión en el sentido correcto. Quizá podría haberla complementado con el nombramiento de alguien que supiera de economía para sustituir a la inexperta e ineficaz, aunque muy bien mandada, Salgado, pero tal vez dé por perdida la batalla económica. Si es así y consigue ganar las elecciones, será un éxito inaudito.