[Esta parte
fue escrita también ayer 28.04.24, antes de concocerse la decisión de Pedro
Sánchez. No la publiqué para no distraer la atención del primer dilema. Hoy el
problema es otro].
Dada solución a la primera pregunta, obviamente surgen
otras:
¿Cuál es el motivo real de esta carta?
Ahí la respuesta, a estas alturas es mucho menos obvia. Sólo
podemos hablar de suposiciones. Pero la motivación sólo puede ser política. Las
decisiones de tipo personal como la que arguye el Presidente, se toman en casa
y sin publicidad, son íntimas, y sólo participan en ellas los más próximos. No
se anuncia el proceso, sino la decisión,
si la hay.
Este tipo de amagos de renuncia generalmente se puede
asociar al intento de provocar un cierre de filas en apoyo incuestionable al
líder en momentos en que puede no tener todo el apoyo para sus políticas.
Por ejemplo, Felipe González no amagó, sino que dimitió como
secretario general de PSOE porque no tenía apoyo para su estrategia política de
abandono del marxismo. Una decisión arriesgada, mas también políticamente
razonable al verse en minoría. Sus rivales en el partido no supieron gestionar
la situación y en pocos meses, González volvió a la secretaría general aclamado
por las bases, y se hizo con el control casi absoluto del partido.
En este caso, el sorprendente plazo de cinco días de
reflexión parece obviamente obedecer al tiempo suficiente para provocar una
oleada de adhesiones públicas y manifestaciones de sus partidarios que parezca
que le hagan reconsiderar su decisión y, por amor a su pueblo, seguir asumiendo
sus responsabilidades en el Gobierno. Así, las declaraciones masivas de
dirigentes en apoyo del líder, de algún dirigente extranjero, y la
manifestación multitudinaria de hoy ante la sede del PSOE en Madrid,
coincidiendo, casualmente, con un Comité Federal del PSOE, que, aprovechando la
circunstancia, será en abierto para todos los manifestantes, que podrán ver en
pantallas gigantes instaladas al efecto, como todos y cada uno de los miembros
del mismo, adulan sin rubor a su jefe.
Tiene la misiva presidencial también un punto similar al de
líderes que intentan hacer que sus problemas y críticas personales se vean por
sus seguidores como ataques a lo que representan (como el señor Pujol en el
caso Banca Catalana, de responsabilidad obviamente personal, pero que consiguió
que la ciudadanía catalana lo tomara como un ataque a Cataluña). En este caso,
no es un ataque a él o su esposa, sino al Gobierno Progresista y la Democracia.
Podemos entonces ver claramente que el Presidente pretendía
operar una reacción de apoyo total y absoluto hacia su persona dentro del PSOE
y en sus aliados, cosa ya conseguida. Sólo nos falta intentar ver el fin de
esta acción política.
No vemos desafección por parte de sus socios políticos y
dentro de su partido, mínima, casi indetectable. Parece que necesite un apoyo
social muy amplio entre los ciudadanos “progresistas”, es decir, no votantes de
partidos de derecha, para llevar a cabo alguna iniciativa política más
arriesgada.
Tampoco se ve que pueda tener una relación muy directa con
el caso de su esposa, no creo que pueda intentar legislar algo que dificulte la
publicación de nuevas informaciones, ni tampoco algo que impida la presentación de más denuncias.
Sí es probable que el juez en cuestión quede bastante intimidado por las
manifestaciones populares, salvo que sea un activista de derechas muy
convencido.
Sí llevará a las masas anti derechistas a exacerbar su odio
al PP, VOX y la “galaxia de medios de la fachosfera” junto a los jueces que
están en connivencia con ellos. Estos son los culpables públicos del “terrible
acoso” al Presidente. Y recordemos que es acoso al Gobierno Progresista y la Democracia.
Por tanto, el Gobierno debe tomar decisiones, como pedía una “opinadora” del
grupo de Pablo Iglesias en RTVE.
No parece fácil que se intente ninguna actuación que limite
la libertad de expresión, de momento. Tardarían poco los Tribunales en echarla abajo.
En cambio, he oído (a Juan Soto Ivars, entre otros) que
podría intentar Sánchez modificar la ley para la elección del CGPJ, optar por
la “vía Iglesias” y hacer que se elijan sus miembros por mayoría absoluta del
Congreso. Sería un escándalo internacional, pero con las masas de partidarios
hiper sensibilizadas, podría intentar defenderse. Así, habría obtenido un
enorme beneficio del caso sin transcendencia de su esposa, ya que una mayoría
clara en el CGPJ le permitiría nombrar de forma indirecta a una gran cantidad
de jueces, especialmente en el Tribunal Supremo. Ese sí sería un gran resultado
de este pequeño lío.
Resumiendo:
-
No hay motivos personales en el amago de
renuncia
-
Pretende una adhesión de los ciudadanos anti
derechistas
-
También la demostración de la confabulación de
PP, VOX, medios de comunicación de extrema derecha (todos los que informen
sobre su esposa) y algunos jueces derechistas para acabar con el gobierno
progresista.
-
La solución: jueces afines nombrados por un
nuevo CGPJ.
Y luego, con el control del Tribunal Constitucional y gran
parte del Tribunal Supremo, ¿dónde está el límite?
Ese es el fin de la famosa pausa para reflexionar.
También podemos analizar si la campaña que denuncia el
Presidente de la conjura de partidos de derecha, fachosfera y poder judicial es
creíble o no.
O intentar avanzar las nuevas legislaciones que pueda
admitir el nuevo Supremo y el actual Constitucional.
En próximas entregas…