sábado, 13 de noviembre de 2010

EL AAIÚN

Resulta que nuestra nueva Ministra de Asuntos Exteriores, la simpática y dicharachera Sra. Jiménez, antes Trini, nos ilustra la posición del gobierno de España sobre los sucesos de El Aaiún: España no puede hacer ninguna condena sobre esos sucesos porque no se sabe lo que está pasando allí.

Parece que no se sepa lo que pasa porque se han cortado las comunicaciones por algún desastre natural, sin ninguna intervención humana.

Me parece terrible. No puede decirse algo así en serio. Marruecos ha cerrado la ciudad, vetando cualquier presencia extranjera, impidiendo cualquier información, justo después de que sus tropas arrasaran el campamento que los saharauis habían montado en las afueras de la ciudad. Es una actuación propia de un gobierno totalitario y debe ser denunciada por las democracias.

No podemos pedir una condena directa y total por parte de nuestro gobierno, pues Marruecos nos haría pagar las consecuencias con los métodos de que dispone para ello. Tienen una forma de hacer diplomacia a la antigua, con ataques y amenazas, y nosotros no debemos seguir sus pasos con represalias del mismo estilo y buscando el enfrentamiento directo, perjudicial para ambos. Pero cerrar completamente los ojos no es la solución. Debemos exigir explicaciones y que nuestro vecino se comporte como un país civilizado. Es lo que cabría hacer ante un amigo que tiene un mal comportamiento, no le doy la espalada, pero le reconvengo para que se comporte con decencia y cambie lo que ha hecho mal. Luego puedo tener más o menos éxito, pero intento ayudar.

En realidad nuestro gobierno no trata a Marruecos como un amigo sino como a un matón al que se teme y no se quiere molestar por temor a las consecuencias. Y eso sólo puede ser motivo de vergüenza.