Erróneo cálculo político el del primer ministro Tsipras. Lo nefasto
de su referéndum de hoy es que no hay resultado bueno. Sólo puede ser malo o
peor, dependiendo de lo que haga después el gobierno con él.
Si gana el No, Tsipras queda reforzado internamente, pero, a
pesar de lo que proclame, no estará en mejores condiciones para negociar. El
apoyo popular a su rechazo, aunque fuera muy amplio, no puede forzar al resto
de países de la zona euro a modificar sus puntos de vista, pues dependen
democráticamente de sus ciudadanos, no de los ciudadanos griegos. Lo peor es
que el gobierno griego ya no podrá aceptar ningún acuerdo parecido a la
propuesta que se rechaza, lo cual quiere decir que será muy difícil cualquier
acuerdo. Por otro lado, sin ningún viso de acuerdo, el Banco Central Europeo no
podrá seguir enviando millones de euros para mantener el sistema bancario
griego. El desastre será inminente, un país no puede funcionar sin moneda. Esta
situación es muy mala para los griegos, horrorosa, y los condena a
importantísimos sufrimientos que dejarán los de los años anteriores en una
anécdota.
Pero si gana el Sí, la situación no pasa a ser idílica.
Primero, no hay actualmente propuesta en vigor por los socios, con que, a pesar
del referéndum, no hay acuerdo, aunque pueda ser más factible. Por otro lado,
el gobierno griego de Syriza no podrá mantenerse tras un revés de esa magnitud
y deberá convocar elecciones. El tiempo que medie hasta tener nuevo gobierno
será largo y caótico, aunque puede que el BCE acepte mandar liquidez suficiente
para evitar el desastre, no es tampoco seguro. Los daños causados hasta
alcanzar algún acuerdo serán muy significativos y dolorosos para los griegos. Y
no debemos descartar una nueva victoria de Syriza en las elecciones, porque las
preferencias en democracia no tienen por qué ser consistentes y el pueblo puede
querer, a la vez, acuerdo y Syriza, como mucha gente en España quería salir de la OTAN y que siguiera Felipe
gonzález en el gobierno aunque hubiera perdido su famoso referéndum.
Toca esperar.